Santos Arcángeles

Oración a los arcángeles

San Miguel, San Gabriel y San Rafael

Los Santos Arcángeles presentes en la religión cristiana, judía e islámica están siempre dispuestos a interceder por nosotros.

Las intercesiones suceden si las pedimos con el corazón, con sinceridad y sin cesar, para que así podamos obtener todo su poder cuando realmente lo necesitemos.

El Arcángel es el ángel principal o el ángel del orden más alto.

Tienen la jerarquía más alta en el reino angelical, “superando perfectamente a todas las criaturas visibles”.

La Iglesia Católica unificó la celebración de sus tres arcángeles más famosos y poderosos, Miguel, Gabriel y Rafael el 29 de septiembre.




Los tres santos arcángeles

San Miguel – EL PRÍNCIPE DE LA LUZ y líder de los Arcángeles, también conocido en la Biblia como el príncipe de la milicia celestial.

“Miguel”, que significa “Quién como Dios”, es uno de los siete espíritus que asisten al trono del Altísimo y, por tanto, uno de los grandes príncipes del cielo y ministro de Dios.

San Rafael – EL ÁNGEL DE LA CURACIÓN, que significa “medicina de Dios” o “Dios sana”,

La guía del viajero fue la compañera de viaje de Tobia.

Es él quien cura, quien elimina los demonios, es el guía y protector de la adversidad.

San Gabriel – EL ÁNGEL MENSAJERO, que significa “Dios es fuerte” o “el que está en la presencia de Dios”.

Es el ángel de la Encarnación y, quizás, de la agonía en el Huerto de los Olivos.

Es él quien anuncia el nacimiento de Juan el Bautista y Jesús.



Oración a los santos arcángeles

Ayúdanos,

Oh nuestros grandes y santos hermanos,

somos siervos ante Dios.

Defiéndenos de nosotros mismos, de nuestra cobardía y timidez,

de nuestro egoísmo y nuestra ambición,

de nuestra envidia y desconfianza,

de nuestro deseo de buscar la saciedad, la buena vida y la estima.

Desata las cadenas del pecado y el apego a todo lo que pasa.

Quita la venda de nuestros ojos

para que no necesitemos ver las necesidades de nuestros vecinos,

y entonces podremos cuidarnos con tranquila complacencia.

Enciende la santa ansiedad de Dios en nuestros corazones,

para que no podamos dejar de buscarlo con ardor, contrición y amor.

He aquí en nosotros la Sangre del Señor, que derramó por nosotros.




@DrTraverso    2020

Disclaimer

error: Content is protected !!